En estos tiempos en los que la televisión se ha convertido en un desfile incesante de personajes dispuestos a hacerse un lugar en la pantalla, aunque esto signifique venderle su alma al diablo, con tal de aparecer durante una semana seguida en el living del decorado de alguno de los programas semilleros de estas efímeras figuras, me permití pensar que era tiempo de homenajear a la figura de mayor trascendencia y permanencia de la televisión argentina: La Señora Mirtha Legrand.
Mi mejor homenaje sería poder expresarle un deseo. Y como diría "La Chiqui", ¿quieren que les diga una cosa? Me encantaría que estuviera presente entre nosotros hasta los 100 años, por varias razones.
En primer lugar, para desmistificar el tema de su edad: La Chiqui es eterna, no tiene edad.
Qué bién le vendría al mundo del espectáculo conservar a una de las mayores Divas de su historia, por muchos años, como figura emblemática, viviente.
La tercer razón por la cual desearía tener a una Mirtha por muchos años, viejita (dicho con todo respeto), chiquita , tal vez en su casa, es porque las persepectivas acerca de que alguien pueda acercarse a ese lugar de figura, que sólo puede compartirlo con otro emblema como lo es Susana Gimenez, son muy escasas.
Lo que ofrece el semillero para la formación de este tipo de figuras en el día de hoy, con personajes mediatizados de poco alcance y rápida disolución, alejan de esa posibilidad a muchas aspirantes.
En conclusión, mientras esperamos, disfrutemos de la Reina de los Mediodías por muchos años más, en sus almuerzos, en apariciones sociales o desde su casa.
Gregory Star
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